martes, 6 de marzo de 2007

... Los rumores vuelan..

Pero no puedo por menos que alegrarme de que la información fluya tan bien..

Lo de Andorra era sólo una posibilidad. Digo "era" porque ya ni siquiera se contempla, tristemente (desde un punto de vista intelectual, en lo que respecta a la movilidad y esas otras cosas absurdas que nos preocupan a los economistas) por lo dificil que resulta el acceso / residencia (no os voy a aburrir con los detalles). La empresa, no obstante, sigue en el punto de mira.

La situación en Francia ya estaba mal, y en Toulouse se ha puesto súbitamente peor (por la cosa esa de los trastos que vuelan).. Las señales de enfriamiento se hacen progresivamente más frecuentes (esto a escala mundo), siendo esta caída por las escaleras de la bolsa sólo una de tantas. Quizá lo más relevante es que personajes importantes comienzan a profetizarlo, lo que provocará que la situación se precipite, incluso si a priori las variables coyunturales no están tan deterioradas (esto es relativo; los gurus siempre han tenido su importancia, con lo que resulta dificil disociarlos del ciclo de una vez a otra). Ya se sabe que la economía es una cuestión de fe.., y si los predicadores dicen que llega el fin del mundo, ya podemos sacar el paraguas +3 anti-lluvia-de-meteoritos...

Pero creo que me estoy yendo de madre.

La cuestión es que estamos (estamos, Mónica y yo) barajando progresivamente más opciones, en lo laboral y económico. Por cuestiones morales y de carrera, (yo,) sobretodo; pero con un aire más meteorológico por el coste de oportunidad, o la voluntad de aferrarme a un islote antes de que empiecen a naufragar los barcos.

Se trata de un árbol (perdón, un arböl) de decisiones concatenadas, de costes y beneficios múltiples; todo teñido de una cierta incertidumbre ("cierta incertidumbre", nótese el guiño a las canciones de Quique González).
Y entretanto Mónica me dice que me lo tome menos en serio.

(Lo abruma a uno tanto sentido común, ¿eh?)

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